BARILOCHE Y LA VALIDEZ DE LOS INTRUMENTOS INTERNACIONALES

JORGE PALLARES BOSSA

Muchas eran las expectativas que a fines de la semana anterior tenía la opinión pública del país, acerca de los resultados de la reunión extraordinaria, que convocaba en Bariloche (Argentina), a los Jefes de Estado de los países miembros de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur). De un lado, los más optimistas esperaban que el Presidente Álvaro Uribe, convencería a sus colegas surhemisféricos de que las bases militares operadas por los norteamericanos en el territorio nacional, no entrañaban peligro alguno para la seguridad de país alguno, incluidos los vecinos, y que estas solo servirían para el control de la delincuencia organizada. Del otro, los pesimistas avizoraban un peligroso enfrentamiento entre Uribe y los más radicales, dada la influencia que el presidente venezolano Hugo Chávez, ejerce sobre casi todos y que como resultado la posición colombiana sería condenada enérgicamente.

Sin embargo, para quienes como el que escribe, por experiencia académica manejamos la temática internacional, el resultado no podía ser nada distinto al que fue, con sus variables. Y ello, porque en este tipo de reuniones y con mayor razón, menos en las que tienen carácter de urgencia, los Jefes de Estado rara vez se comprometen jurídicamente y por eso, los acuerdos a que llegan no trascienden lo meramente político. Pero, en este caso se percibía que esa actitud iba a ser más acusada, como lo advirtió el propio Lula, dada la circunstancia de que frente a la presencia mediática de la televisión en directo, cada uno de ellos debía reiterar ante las cámaras, su ya conocida postura frente al tema, que la “gira muda”, del mandatario colombiano había desvelado días atrás.

En efecto, las Declaraciones, como las que la cumbre presidencial aprobó desordenada y apresuradamente, no tienen, salvo en el caso de las que se ocupan de derechos humanos, fuerza vinculante y junto a los llamados “pactos de caballeros” (gentlemans agreements) forman parte de los instrumentos internacionales políticos en los que abunda la retórica. Pero, hay otros, los jurídicos, en cuyo nivel superior sobresalen los tratados que obligan a los gobiernos que los suscriben y ratifican, y las resoluciones de la ONU y de otros organismos competentes, que en materia tan especial como los derechos humanos se imponen en el orden interno sin que se requiera ley aprobatoria alguna porque se les categoriza como normas nacionales de origen internacional.

De tal manera, que lo ocurrido en Bariloche tiene más de luminosos fuegos artificiales que cualquier otro matiz y los acuerdos allí conseguidos se agotaron en buena parte cuando concluyó la reunión con la foto de familia de rigor. La mejor prueba de ello, es que no habían transcurrido cuarenta y ocho horas cuando de nuevo se escucharon, por supuesto por la televisión, las acostumbradas recriminaciones de cada uno de los Jefes de Estado respectivos.

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