LAS RELACIONES INTERNACIONALES ACTUALES

JORGE PALLARES BOSSA

Las Relaciones Internacionales nacieron espontáneamente, como fruto de la necesidad que en la Antigüedad tenían grupos sociales enfrentados que se reconocían como diferentes, de suspender definitiva o temporalmente las hostilidades guerreras, para iniciar en desarrollo de una tregua, conversaciones a fin de negociar acuerdos y compartir con el contrario, aquello por lo que luchaban: la supervivencia.


Cuando la Paz de Westfalia de 1648, termina la cruel Guerra de Treinta Años e institucionaliza el Estado soberano, se retoma la institución denominada diplomacia, que griegos y romanos atribuían a “presbeis” y “missi legati” y que empleaban ocasionalmente para entrar en contacto con sus antagonistas, cuando las circunstancias lo imponían. Es a partir de Westfalia, cuando el Estado asume la dirección de sus relaciones internacionales, en cabeza de sus máximos representantes, el Jefe del Estado y el Ministro de Relaciones Exteriores, y procede a instalar en algunos países misiones diplomáticas, casi siempre orientadas por un Embajador o Ministro Plenipotenciario.

La Iglesia, que para entonces disfrutaba no solo del poder espiritual, sino del temporal, tomando en consideración los vastos territorios, denominados Estados Pontificios, que gobernaba en el centro y parte del norte de la península itálica, fue pionera en esa materia, exitosa por cierto, y por eso, no dudó en transmitir la experiencia primero a las pequeñas repúblicas de Génova, Florencia y Venecia y posteriormente a los Estados Europeos de mayor extensión. En, desarrollo de ese ejercicio, se destacaron figuras de la talla del francés Talleyrand, el alemán Metternich o el ingles Lord Canning, que por sus habilidades recibieron el reconocimiento general, a las que se debió en gran parte la superación de muchos conflictos.

Pero, en el mundo globalizado actual, sí bien el Jefe del Estado, sigue siendo la cabeza de las relaciones internacionales y por eso, para efectos de la política exterior se le tiene como el único interlocutor, especialmente en el sensible tema de la protección integral de los derechos humanos, ya no monopoliza esa condición. Tal afirmación es válida no solo en el nivel público en el que comparte responsabilidades con otras dependencias gubernamentales, jurisdiccionales y legislativas, sino en el ámbito privado que interactúa cotidianamente con sus pares de otros lugares del planeta.

Y ello, resulta apenas lógico, si se acepta con Merle, que las relaciones internacionales son el conjunto de manifestaciones de distinto origen y naturaleza que se desenvuelven entre las fronteras de los Estados. Son, en consecuencia, de la más diversa clase (política, económica, jurídica, social, cultural, etc.) y además pueden provenir, como ya se vio, tanto del Estado como del sector privado lo cual resulta particularmente complejo en tiempos de globalización en la que los límites entre los distintos conceptos son casi siempre difusos e imprecisos. En las relaciones internacionales actuales, participamos todos por los más diversos motivos sin que para ello ser imprescindible abandonar la propia casa u oficina. Así las cosas, no dicen la verdad quienes afirman que las relaciones internacionales son de competencia exclusiva de Presidente de la Republica.

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